Me gustaría oir todas las historias que has oído.
Cuando me acecha en mis manos el miedo de mi ocaso.
Echo mano en mis bolsillos vacíos
Dónde llevo envuelto el Océano rojo que vierte sus labios,
Todo lo que tus ojos me susurran
Las cumbres de tu puvis
Y la verdad de tu silencio.
Por eso, ahora,
Mientras aún es posible,
mírame mirarte;
mete todo mi asombro en mi mirada,
Déjame verte cuando tú me miras
también a mí,
asombrado
De ver por ti y a ti, asombrosa.
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